Las cicatrices hipertróficas y queloides son un problema común que afecta la piel y surge por diversas causas, como el acné y las intervenciones quirúrgicas. Sin embargo, estas cicatrices no solo afectan la estética, sino que también pueden ser dolorosas y provocar incomodidad.
Es por ello que es fundamental tomar medidas para tratarlas de manera efectiva y mejorar la apariencia de la piel. Es común encontrarlas en el tórax y en la espalda en el caso del acné, así como en el pubis en el caso de cicatrices por cesárea. Estas cicatrices pueden ser notables, sobresalientes y con un tono rosado o del color de la piel.
Las queloides y cicatrices hipertróficas son cicatrices anormales que se forman después de una lesión en la piel, como una herida, quemadura o cirugía. A diferencia de las cicatrices normales, que se desvanecen con el tiempo, las queloides y cicatrices hipertróficas pueden crecer y volverse más gruesas con el tiempo.
Las queloides son crecimientos de tejido cicatricial que se elevan por encima de la piel y tienen una apariencia gruesa y abultada. Pueden ser de color rojo oscuro o rosa y pueden picar o doler. Las queloides pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero son más comunes en el pecho, la espalda, los hombros y las orejas.
Las cicatrices hipertróficas son similares a las queloides, pero no se extienden más allá del área de la lesión original. Tienen un aspecto elevado y grueso, pero no son tan extensas como las queloides. Las cicatrices hipertróficas pueden ser rojas o rosas y pueden picar o doler.
¿Qué causa las queloides y cicatrices hipertróficas?
No se sabe exactamente qué causa las queloides y cicatrices hipertróficas, pero se cree que están relacionadas con la producción excesiva de colágeno en la piel después de una lesión. Esto puede deberse a una predisposición genética o a una lesión que tarda en sanar o que se infecta.
Las personas con piel más oscura tienen más probabilidades de desarrollar queloides y cicatrices hipertróficas que las personas con piel más clara. Además, las queloides y cicatrices hipertróficas son más comunes en áreas donde la piel está bajo tensión constante, como las orejas y el esternón.
Tratamiento de queloides con láser
El láser de CO2 es uno de los más utilizados para tratar los queloides, ya que puede penetrar profundamente en la piel y eliminar las células dañadas que causan la cicatrización excesiva. Este tipo de láser se utiliza en combinación con otros tratamientos, como corticosteroides, para obtener mejores resultados.
El láser PDL es un tipo de láser que emite luz de color amarillo-verde y se utiliza principalmente para tratar lesiones vasculares y de pigmentación. Sin embargo, también puede ser utilizado para tratar queloides y otras cicatrices, ya que suaviza la superficie de la piel y reduce la inflamación.
El láser fraccional no ablativo es un tipo de láser que utiliza pulsos de luz para estimular la producción de colágeno y elastina en la piel. Este tipo de láser no daña la superficie de la piel, por lo que es una buena opción para aquellos con piel sensible. También es efectivo para reducir el tamaño de los queloides y mejorar la textura de la piel.
La IPL es un tipo de terapia lumínica que emite pulsos de luz de diferentes longitudes de onda. Es utilizado principalmente para tratar problemas de pigmentación y lesiones vasculares, pero también puede ser utilizado para tratar queloides. Este tipo de luz estimula la producción de colágeno y elastina en la piel y mejora la textura y apariencia de las cicatrices.
En resumen, los diferentes tipos de láser para queloides ofrecen opciones de tratamiento efectivas y seguras para reducir la apariencia de las cicatrices. Es importante consultar a un profesional de la salud especializado en el tratamiento de cicatrices para determinar qué tipo de láser es el adecuado para cada persona y su tipo de cicatriz.